Te has quedado callado.
Tu cabello en desorden
y tus ojos cerrados.
Y esos labios que amo
entreabren tu boca
en un gesto olvidado.
Es tu peso un escudo
que descansa en mi pecho.
No respiras, sospecho,
y te muevo despacio,
y te quedas muy quieto...
Se parece a la muerte
ese instante sagrado
que me hace quererte
después de haberte amado...
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