FACETAS

Poemas de amor, de desamor, prosa, pintura, fotografía, arte y más

miércoles, 27 de abril de 2011

EVOCACIÓN


Penumbra...
penumbra que resguarda en su túnica
la dulce desnudez blanca del alma.
Todo era penumbra y silencio.
Solo un ave aleteaba ya sin calma
en la jaula de mi pecho.
Visión única:
el destellar difuso de tus ojos
que se perdió un instante tras tus párpados
al descender, medrosas, tus pupilas.
El acercarse tibio de tus labios
y su roce encendido que destila
en mi boca...

Sentimiento...
el caudal tumultuoso de sus aguas
que inunda el ser al punto que se escapan
por mis manos, mis ojos y mi aliento
agitando mi pecho y mi alma,
agotando mi fuerza... ¡Es solo un beso!

Las palabras que se estiran
se hacen lentas, perezosas,
sin sentido, temblorosas
abren paso a una idea.
¡Una idea! ¿Es solo eso?

Pensamiento...
se ha perdido entre las sombras y tu aliento.
Ya no pienso, solo siento.
Y penetras...
Las ventanas de mi alma están abiertas
y en lo hondo de mi cuerpo
nueva vida se genera...

Movimiento...
lento,  suave, cadencioso,
el vaivén de un mar ansioso.
Y te siento
tan palpable, omnipresente,
tan inmensamente tibio, ¡tan ardiente!

Todo es fuerza,
y es fecunda y es esencia
que se eleva tanto, tanto
y su crescendo
se va haciendo alto, alto,
luego explota y en silencio
desparrama un caudal que descendiendo
solo deja una cadencia...

Como el sueño
que se cuela por los ojos
presintiera yo, de hinojos,
ablandársete la fuerza...
Todo es tierno...
y aún dentro de mi alma y de mi cuerpo
dediqué a tu corazón mi sentimiento.

El aroma de la flor en primavera,
de fuente que recién brota,
de vida que se genera,
todo agota aque silencio...
y mi alma es un concierto
de perfumes y de notas,
de botón recién abierto.

Cuando el sueño vence pleno
tu cansancio entre mis brazos
te contemplo...
Plenilunio que perfila
tu soñar que me destila
en el alma un ocaso.

Y te pierdo.
De mi hogar deperezado
se alejó triste y cansado
tu deseo,
y así creo
que el amarte ese instante
fue una ofrenda ante las aras
de la vida
y aún asida de mis manos la esperanza
verde y clara se percata
que en mí hay un fuego prendido,
un recuerdo que encendido
me da vida... y me mata!

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